El viernes participé en un ritual de bienvenida de un recién nacido.
Fue un encuentro de mujeres dispuestas a entregar su bondad y amor a la mujer embarazada a la que se le hacía el regalo. Fue un espacio cargado de magia y energía donde el único objetivo era dar y recibir. Fue un rato dedicado exclusivamente a la mujer y al recibimiento de su hijo para hacer explícito el apoyo real que hay al otro lado de la piel.
Puede parecer muy místico, o incluso brujería, pero las sensaciones que se vivieron en ese espacio tan femenino fue una revolución emocional para todas.
La mujer embarazada nunca ha estado sola a lo largo de nuestra historia evolutiva. La comunidad de la tribu es el pilar de la sociedad que tenemos ahora. Existe el concepto de ALLOCARE para hacer referencia a esta crianza compartida y se han realizado estudios para determinar qué impacto tiene para la madre y la criatura toda esta red de apoyo.
En un estudio de 2022 explica que la reproducción cooperativa permite reducir los síntomas depresivos de la madre ya que ayuda a equilibrar las sensaciones entre la competencia por los recursos y la cooperación familiar.
En otro estudio de 2018, señala que las madres dedican el 57% de los cuidados de los bebés y otras cuidadoras el 43%, aportando a la madre la flexibilidad entre las demandas competitivas y las de cuidados tanto de niños mayores como los más pequeños.
Entonces, la comunidad, la tribu, la red… lo podemos decir de la forma que queramos, SIEMPRE aportará un beneficio para la madre, para el bebé y para la sociedad.
