La oxitocina es una hormona creada en el cerebro que interviene en determinados procesos fisiológicos, neuroendocrinos y psicológicos, así como en determinados comportamientos.

Oxitocina y parto

El embarazo supone un aumento de estrógenos. Estas hormonas a su vez provocan un incremento de la liberación de oxitocina. Estos aumentos continúan durante el parto para estimular las contracciones uterinas y la apertura del canal del parto. Para asegurar esta liberación, existe una relación directa entre el útero y el cerebro: a mayor oxitocina, más contracciones uterinas y cuantas más contracciones, más oxitocina. De esta forma se asegura el flujo constante de oxitocina.

Cuando el bebé presiona el cuello uterino y la vagina, aumenta la liberación de oxitocina. Y ese aumento asegura la frecuencia de las contracciones. En el momento del nacimiento, los niveles de oxitocina pueden llegar a ser 4 veces más altos que el principio del parto.

Las funciones de la oxitocina en el parto no terminan aquí. También participa en la disminución del dolor y el estrés, aunque hay situaciones en las que esta bajada no es suficiente.

Estrés y parto

La hormona del estrés, el cortisol, tiene funciones positivas y necesarias frente a una situación alarmante porque prepara el cuerpo para la acción, pero en concentraciones altas y constantes puede provocar efectos negativos en el cuerpo, sobre todo durante el embarazo y el parto.

Durante el parto, las hormonas del estrés deben estar bajas para permitir la liberación de oxitocina. Sin embargo, cuando las contracciones uterinas son muy frecuentes, intensas y/o dolorosas pueden provocar un incremento de las hormonas del estrés y una bajada de la actividad de la oxitocina.

Existen otras situaciones durante el parto que pueden hacer que se aumente la liberación de hormonas del estrés. Algunos ejemplos son mensajes preocupantes en relación al bebé o a la futura mamá donde no se tiene en cuenta la alta sensibilidad del momento. Los mensajes con ciertos tonos de presión en relación con el comportamiento de la madre en el parto o la anticipación de una intervención, tampoco permiten que la madre vaya fluyendo con el proceso de parto.

¿Y ahora qué?

El contacto será la solución en esta situación en la que las hormonas del estrés están disminuyendo la tan necesaria oxitocina. La activación suave de los nervios sensoriales de la piel estimula la liberación de oxitocina y disminuye los niveles de dolor y estrés. Así que, si tienes que acompañar a una embarazada durante su parto, acaricia su espalda, hombros, cara… Tócala para que ayudarás a que las contracciones uterinas se mantengan y note menos dolor.

Marta Seguí
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