Hoy escuchaba un podcast sobre los traumas e, inevitablemente, han hablado sobre esos traumas que vivieron nuestros abuelos y que nosotros aún tenemos que lidiar con ellos. Sé que esto cuesta de entender, pero yo no soy la persona que lo puede explicar porque no es mi especialidad. Aun así, me ha hecho reflexionar sobre la epigenética (tan a la moda actualmente) y cómo afecta en la maternidad. 

Se conoce que los primeros 1000 días de un bebé son los más importantes. Durante este período, se van sentando las bases de la salud física, emocional y cognitiva. Las decisiones que se toman no solo afectan su salud del momento, sino que también definen la salud del futuro. Por ejemplo, los factores estresantes que se viven durante la gestación preparan al bebé para el entorno exterior de «peligro» que irá modificando el epigenoma. Otro ejemplo es que la alimentación de mamá durante el embarazo influye en la salud metabólica del bebé (entrada).

Esto lo podemos leer como una gran responsabilidad para la mujer (y lo es) porque durante el embarazo lo debemos hacer muy bien, pero muchas veces en la consulta también veo la presión de tener un parto vaginal porque así se mejora la microbiota del bebé (entrada), de dar el pecho porque así el sistema inmunitario del bebé es más fuerte (entrada), etc. Y todo esto es verdad, pero también creo que debemos releer el título de la entrada: los 1000 primeros días.

 

¿Qué representan los 1000 primeros días?

Si contamos los 270 días de gestación, nos quedan 730 días para llegar a los 1000. Esto significa que todo lo que hagamos hasta los 2 años también tendrá un impacto en la salud de la criatura. Durante el embarazo debemos alimentarnos bien, hacer ejercicio, dormir 8 horas (entrada), estar tranquilas, etc. El parto mejor que sea vaginal, sin anestesia ni antibióticos, con corte del cordón umbilical tardío, piel con piel al segundo de nacer, etc. La alimentación del bebé debe ser con lactancia materna en el mismo paritorio… ¡Cuántas cosas y cuánta presión! Reconozco que debemos hacerlo lo mejor que podamos, pero a veces las cosas no salen como deseamos y no pasa nada. Hay margen. Este es el mensaje de esta entrada, sin que esto signifique que debemos abandonarnos totalmente.

Si no le he podido dar a mi hijo o hija estas condiciones ideales durante el embarazo y el parto, pensar que nos quedan aún 730 días. ¿Y qué podemos hacer?

Alimentación complementaria

Las situaciones personales de cada familia son particulares, pero intentar introducir la alimentación complementaria a partir de los 6 meses. En ese momento, introducir alimentos reales y con lógica familiar, es decir, no tiene sentido introducir un alimento que normalmente no se consume por muy sano que sea.

Contacto con la naturaleza

La exterior aporta a las criaturas un contexto microbiano que prepara al sistema inmunológico para el futuro, igual que estar en contacto con animales. También les ayuda a regular los ritmos circadianos (entrada) y conseguir un sueño nocturno más adecuado.

Revisar los materiales

Las últimas investigaciones han demostrado que existen microplásticos y compuestos químicos en los cordones umbilicales de los recién nacidos. Y si te preguntas cómo puede haber llegado esto allí, es porque están por todos los sitios. Así que debemos revisar los juguetes, la ropa, los utensilios de comida, la cosmética… para evitar el máximo contacto.

Las pantallas

Este es un tema preocupante y creo que deberíamos ponernos serios en cuándo y cuánto contacto tienen los bebés y los niños con las pantallas. La luz de los dispositivos altera la liberación de la melatonina y le provocará alteración del ciclo sueño-vigilia, pero también pierden la oportunidad de jugar con la imaginación porque la pantalla les ofrece todo lo que quieran. Este aspecto alterará, a largo plazo, su circuito de recompensa (entrada). También hay menor movilidad en el juego y, por lo tanto, mayor índice de obesidad infantil (aunque influyen otros motivos también).

Amor

Los bebés esperan encontrar cuerpos amorosos desde donde van a crear su estructura emocional. Los recién nacidos no tienen maldad; todo lo hacen desde el instinto. El llanto es su forma de comunicarse y, como adultos, debemos responder a él.

Conclusión 

«Calma, aún hay tiempo», es lo único que quiero plasmar en esta entrada. Cada pequeña decisión tendrá un impacto positivo. Lo más importante es ser conscientes.

Marta Seguí
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