Los ritmos circadianos son todos aquellos procesos cíclicos biológicos que provocan cambios en el cuerpo, y que normalmente están influenciados por la luz ambiental. El principal regulador de estos ritmos es el hipotálamo, concretamente el núcleo supraquiasmático, que, en función de la cantidad de luz solar que le llega a través de la retina del ojo, activa la glándula pineal para que produzca melatonina. La melatonina es una hormona que, además de regular los ritmos circadianos, influye en otras funciones del cuerpo como la memoria o sistema nervioso en general, el sistema inmunitario, en los procesos de envejecimiento y antioxidantes, en la reproducción, en el sistema metabólico, entre otros.

El insomnio

La OMS define el insomnio como la dificultad para iniciar o mantener el sueño, o no tener un sueño reparador durante al menos un mes, acompañado además de fatiga diurna, sensación de mal estar personal y deterioro social, laboral y otras actividades personales.

Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), el 30% de los españoles padece insomnio transitorio y entre un 10-15% se alarga esta situación más de seis meses. La clasificación del insomnio es muy variable, ya que puede hacerse en función de la causa (alteración de la higiene del sueño, estrés, abuso de sustancias, apneas obstructivas, síndrome de las piernas inquietas…), del origen (enfermedades orgánicas, mentales…) o de la duración (transitorio, de corto).

Las opciones terapéuticas se diferencian en no farmacológicas y farmacológicas.

Si esto es un proceso biológico, ¿qué nos está pasando por alterarlo en el 30% de la población?

La respuesta está en la contaminación lumínica que sufrimos, pero también en el estrés… Estamos enfermando porque estamos alterando una de las funciones más básicas que tenemos: dormir. ¿Cuántas personas miramos el móvil como última tarea del día? Cuando empecé a escribir el post hice una búsqueda general y me sorprendio ver cómo se relacionaban las nuevas tecnologías con el insomnio.

Obesidad

Creo que la definición de obesidad la tenemos casi todos bien clara: acumulación excesiva de grasa en el cuerpo.

Esta acumulación puede seguir dos patrones: androide (acumulación en la parte central del cuerpo, es decir, barriga) o ginoide (acumulación en la parte inferior del cuerpo, es decir, caderas y muslos). Cualquier acumulación de grasa es peligrosa, pero el androide debe alertarnos más ya que simboliza que la acumulación está afectando a nivel visceral y que aumentan las posibilidades de riesgo cardiovascular.

Pero, ¿cómo relacionar la melatonina con la acumulación de grasa?

En un estudio del 2017 por la Revista Española de Salud Pública se relacionaba la jornada laboral y las horas de sueño, con el sobrepeso y la obesidad. Pudieron observar cómo el mayor porcentaje de obesidad estaba en aquellas personas que trabajaban de noche (17,50%) y en turnos irregulares (17,92%).

En otro estudio se relaciona ligeros cambios en la luz en la noche alteran el tiempo de los alimentos y la acumulación de masa corporal en ratones. Varios estudios clínicos también han demostrado un aumento de la prevalencia de la obesidad en los trabajadores nocturnos, lo que demostra que la iluminación artificial puede contribuir a una mayor prevalencia de trastornos metabólicos. En conjunto, esta evidencia sugiere que la inadecuada administración del tiempo de los alimentos puede interrumpir el perfil metabólico normal, dando lugar a un estado desincronizado vinculado causalmente al desarrollo de la obesidad.

Y ¿qué podemos hacer?

Sencillamente seguir nuestros ritmos circadianos. A continuación de dejo algunos consejos:

  • Regular la exposición de luz natural durante el día (abrir persianas cuando nos levantamos) y estar con poca luz al llegar la noche.
  • No utilizar dispositivos electrónicos (móvil, ordenador, tele, tablet) 2 horas antes de acostarse. Mejor que nuestra última labor del día sea leer un libro.
  • Ir a dormir pronto para que el cuerpo pueda descansar.
  • Evitar hacer una pre-dormida en el sofá.
  • Regular el consumo de cafeína.
  • Realizar ejercicios de relajación como la meditación.
  • Recortar el período de ingesta a cuando hay luz solar

Pero lo importante para mí es crear un ambiente agradable que nos ayude a dormirnos, como un ritual, en la habitación.

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Marta Seguí
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