La diferencia entre el parto vaginal y el parto por cesárea es evidente, pero en esta publicación me gustaría hablar de las diferencias que existen a nivel bacteriano. Se ha demostrado científicamente que existe una diferencia en relación a la flora bacteriana del intestino del bebé en un parto vaginal y un parto por cesárea.
Existen diferentes tipos de partos:
El parto vaginal es la forma más habitual de nacer y tiene un beneficio muy importante en la colonización de bacterias en el sistema digestivo del bebé. Se sabe que la cantidad y tipos de bacterias que tenemos en el intestino influencia en el desarrollo de enfermedades o en el funcionamiento de los otros sistemas del cuerpo.
Hace algunos años se pensaba que el intestino de los recién nacidos era estéril, es decir, sin bacterias, y que la alimentación (en principio el amamantamiento) era quien lo colonizaba por primera vez. Actualmente se ha descubierto que los recién nacidos ya tienen bacterias a nivel intestinal durante la gestación. Este nuevo descubrimiento plantea la influencia de la alimentación, los fármacos, el estado mental y el entorno de mamá sobre su futuro hijo.
Sin embargo, todavía no hay estudios que puedan determinar exactamente cómo se hace esta transferencia de bacterias materno-fetal durante la gestación, pero se cree que se consigue a través de la placenta o mediante la ingesta de líquido amniótico. Otra posible explicación es el aumento de la translocación bacteriana durante el embarazo, es decir, el paso de bacterias intestinales al sistema circulatorio o linfático. Esto explicaría que se puedan encontrar bacterias en sitios intrauterinos.
Otro punto importante es lo que sucede durante el parto. Durante el parto vaginal el bebé entra en contacto con la flora vaginal de su madre provocando una invasión bacteriana. Se han realizado estudios de las heces de los recién nacidos y han visto que el perfil bacteriano del bebé es muy parecido a las bacterias fecales y vaginales de la madre. En cambio, cuando los bebés son nacidos por cesárea están expuestos a bacterias de la piel de la madre y del entorno hospitalario.
Un estudio de 2016 expuso a 4 recién nacidos por cesárea en los fluidos vaginales mediante la limpieza de la boca, la cara y el cuerpo con una gasa estéril que se había puesto a nivel vaginal una hora antes del nacimiento. Pudieron concluir que estos 4 recién nacidos tenían una microbiota similar a los nacidos por vía vaginal.
Nacer así como estamos programados y adaptados, nos aporta la seguridad de tener una comunidad bacteriana rica y variada. Este hecho nos asegura un sistema inmunitario eficiente y rápido que nos protege de no tener (o tener menos posibilidades) de desarrollar alergias, pieles atópicas, intolerancias alimentarias o enfermedades autoinmunitarias, entre otras muchas.
No se trata de estar a favor de la cesárea o del parto vaginal, sino de tener claro que una cesárea es una INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA MAYOR, a veces necesaria; y que el parto vaginal es un regalo de la naturaleza para asegurar una vida sana.