Maternidad y renuncias

La maternidad es una alegría y se convierte en un deseo interno, pero provoca renuncias que no se ven a simple vista.

Renuncias a tu cuerpo. Cedes tu vientre durante la gestación, pero también en los primeros meses de vida. Tu cuerpo es el alimento, el calor, el refugio… Esto puede ser agotador.

Renuncias a la libertad. La facilidad para decidir un evento desaparece para tener en cuenta a tu criatura. Esto puede ser limitante.

Renuncias a tu vida laboral. Este punto no será eterno, lo recuperarás en algún momento, pero en los primeros años es necesario aceptar que no podrás ser la misma profesional. Esto puede ser frustrante.

Renuncias a la soledad. Habrá personas que esto lo verán positivo, pero si eres de las que te gusta tener tu propio espacio sólo te quedarán pequeños ratos. Esto puede ser abrumador.

Renuncias a las relaciones. Tanto los ratos de pareja como los de amistades serán diferentes. Las conversaciones giran, inconscientemente, en torno a la criatura dejando a un lado la intimidad de cómo estás tú. Esto puede ser triste.

La maternidad es una escalera de grises. Seguro que a cualquier madre que le preguntes te dirá que compensa, pero eso no quita que sea un período incómodo, exigente, difícil… que habrá que atravesar. Y que acabara pasando.

Marta Seguí
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.